La arbitrariedad en Forrest Gump (1994)


Las películas tienen la capacidad de hacernos ver la complejidad de la vida a través de historias con las que normalmente podemos sentirnos identificados, aunque sea solo en un pequeño momento. Aunque algunas tramas puedan parecer sencillas, están llenas de momentos verdaderamente impactantes que nos hacen reflexionar no solo sobre nuestras vidas, sino sobre algunos aspectos lingüísticos. Forrest Gump es un claro ejemplo de cómo el cine puede presentar una visión humana en la que el azar, las circunstancias imprevisibles y las decisiones. El habla del protagonista se convierte en un símbolo de cómo el lenguaje, con todas sus limitaciones y ambigüedades, puede construir conexiones profundas.


Aquí las palabras juegan un papel tan impredecible como la concatenación de eventos que van construyendo la vida del protagonista. El lenguaje no solo funciona como medio de comunicación, sino también como un reflejo de su carácter arbitrario, el cual se ilustra a través de la simplicidad del habla del protagonista, los malentendidos que se originan y el contraste entre Forrest y el resto de personajes. Con esto, muestra  cómo las palabras van adquiriendo sentido según las interpretaciones personales de cada uno. Esto se liga a la idea de que el lenguaje no es una herramienta rígida, más bien es contextual.

La manera de hablar de Forrest es sencilla y directa, no da lugar a ambigüedad y esto lo podemos ver, por ejemplo, en la conocida frase “yo no sé mucho de casi nada”. Sin embargo, estas expresiones que va utilizando, que pueden parecer bastante básicas en un principio, terminan cobrando un valor sentimental en las vidas de las personas que pasan por la vida de Forrest: desde con las que intercambia un par de palabras en un banco hasta el Teniente Dan o Jenny. Esto para mí es un reflejo de la arbitrariedad, pues las palabras no tienen un valor fijo, sino que depende del contexto en que se utilicen y de la propia interpretación.

“mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar”

Otro ejemplo que me parece oportuno para ver la arbitrariedad en esta película está en una de las frases más icónicas: “mamá dice que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar”. Esta ofrece una visión tan simple como profunda sobre la incertidumbre de la vida y, al mismo tiempo, también es un reflejo de la arbitrariedad. Al principio, la caja de bombones parece no tener una conexión intrínseca con la vida, pero a medida que vamos conociendo la vida de Forrest, la comparación conlleva un sentido cultural adquirido: las cajas de bombones normalmente tienen en su interior una variedad lo suficientemente amplia de chocolates, por eso, a la hora de coger uno hay cierta incertidumbre por cual te va a tocar, simbolizando lo inesperado. 

A través de la repetición en numerosas ocasiones de esta frase a lo largo de la película, se construye un significado no trivial. Para su madre, la persona que se la dijo, era una manera de darle una lección de sabiduría a su hijo, pero para Forrest es su forma de entender el mundo que lo rodea: las situaciones de la vida te tocan al azar y, por tanto, no decides qué te va a tocar, simplemente vives. Esta reinterpretación muestra como, a pesar de la naturaleza arbitraria del lenguaje, puede establecer conexiones entre las personas y darles a cada uno la posibilidad de entender la realidad de manera diferente. 


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